¿Quién no se ha parado alguna vez a observar estas hojas tan llamativas?
Se trata de un Ricino (nombre científico Ricinus communis). Pertenece a la familia Euphorbiaceae. Es una planta herbácea o arbustiva perenne y puede convertirse en un árbol de hasta 10 metros de alto en sus zonas de origen. Las hojas son palmeadas, con los márgenes dentados, de color verde-rojizo.
El ricino es una planta monoica (es decir, que sobre la misma planta hay flores masculinas y femeninas) y ambas flores aparecen en una misma inflorescencia (panícula) que tiene las flores masculinas sólo en la base mientras en la parte más alta sólo tiene flores femeninas y florece durante el verano.
Los frutos son cápsulas espinosas formadas por tres valvas que una vez maduras se abren liberando, cada una, una semilla muy grande, de cerca de 1 cm de diámetro, brillante y jaspeada.
El ricino contiene un aceite esencial, proteínas y una fitotoxina altamente venenosa, la ricina, que está contenida en toda la planta (toda la planta es tóxica si se tragara) pero que alcanza la máxima concentración en las semillas. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), este veneno es uno de los más potentes que se conocen.
Así que cuidado con la planta de ricino, sobre todo con las semillas, que es venenosa si se ingiere y para la que no existe antídoto.
Inmaculada Soto Lorente
Departamento de Biología y Geología
No hay comentarios:
Publicar un comentario