domingo, 5 de febrero de 2017

Flora y fauna de nuestro entorno: La tortuga mora

La tortuga mora (Testudo graeca) es un reptil quelónido con caparazón abombado y de tonos que van del amarillento al verde oliva. Las placas que forman este caparazón suelen tener los bordes negros y una mancha del mismo color en su interior. Las fuertes, cortas y rechonchas patas están provistas de espolón en los muslos, de uñas terminales y de un tegumento escamoso muy rugoso y áspero al tacto. El peto, llamado en las tortugas “plastrón”, es amarillo con manchas negras, que se notan más en los individuos jóvenes que en los adultos, y sus escamas son mayores que las de la espalda. Su cabeza es amarilla con manchas negras que pueden extenderse hasta casi cubrirla y tiene los ojos saltones. No presenta dientes en la boca pero sí una especie de pico en la mandíbula superior.

La podemos reconocer (y diferenciarla de la tortuga mediterránea, Testudo hermanii) porque la placa supracaudal (la que está encima de la cola) no está dividida. El nombre graeca de la especie no proviene de su origen, sino de la forma de las placas y dibujos de su caparazón, que recordaban a los mosaicos griegos. Por eso se considera más correcto llamarla “tortuga mora”, de Mauritania, que es donde están sus mayores poblaciones y hay más registro fósil. 


Placa supracaudal

Se alimenta de plantas silvestres: alfalfa, cardos, diente de león, romero, etc. Algunas veces también se alimentan de animales muertos y carroña, así como de babosas e insectos. Las hembras consumen más carne que los machos. El agua que encuentran la usan para beber y bañarse.

Son animales ectotermos; es decir, su temperatura corporal depende exclusivamente de la temperatura ambiente. Por eso durante la mañana se exponen al calor solar, para calentar su cuerpo y acelerar tanto las funciones metabólicas como la absorción de vitamina D. 

En Melilla podemos observarlas en varias zonas: Rostrogordo, barranco del Nano e incluso en la ribera del río de Oro. Cerca de Melilla podemos verlas en la zona de Tres Forcas y en las laderas del Gurugú. 

Esta especie está incluida en la Lista Roja del IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) de especies amenazadas (vulnerable), como todas las especies del género Testudo, es decir, que se está enfrentando a un alto riesgo de extinción en su medio natural. La legislación española, en el Atlas y Libro rojo de los Anfibios y Reptiles de España, la incluye en la categoría “en peligro”, por encontrarse en situación de riesgo muy alto de extinción en su medio. Es contemplada por la Convención de Berna como “especie estrictamente protegida” y está incluida también en el Convenio CITES (Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora) y en la directiva 1332/2005 de la Comunidad Europea, de forma que queda absolutamente prohibida la captura de ejemplares salvajes y está reglamentada la cría y el comercio de ejemplares en cautiverio. La legislación marroquí prohíbe su exportación. 

Por tanto, si nos encontramos un ejemplar de esta maravilla de reptil debemos dejarlo en su hábitat natural, así como devolverlo a este si la tenemos en cautividad. Solo de esta manera protegeremos esta especie tan característica de nuestra tierra y que tanto nos gusta observar, eso sí, en la naturaleza.

Inmaculada Soto Lorente

Departamento de Biología y Geología


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